Personas y Circunstancias

Infancias rotas / Editorial No.19

Infancias rotas

Por: Ricardo Meza Godoy / PyC

En Baja California no terminábamos de procesar el asesinato de la niña Keila Nicole, de 13 años de edad, quien fue desmembrada y partes de su cuerpo abandonadas en las inmediaciones del poblado de El Rosario, en el municipio de San Quintín, cuando otra noticia sacudió a todo el país. Tres niñas habrían sido ejecutadas con armas de fuego, en una zona aislada de una de las carreteras en el Estado de Sonora. Murieron, dicen los primeros reportes, abrazadas entre ellas.

A pesar de que las investigaciones del asesinato de Keila Nicole están en curso, donde incluso algunos oficiales de policía de El Rosario fueron detenidos y están siendo investigados por no seguir los protocolos en casos de desaparición de menores, hay una búsqueda por lo que resta del cuerpo de la menor. De acuerdo a versiones en medios de San Quintín, no han encontrado todas las partes de su cuerpo.

Keila_Nicole

Tras el surgimiento de los grupos de madres buscadoras en diferentes zonas del país, nos hemos acostumbrado a escuchar diferentes mensajes de aliento que surgen de estos colectivos y asociaciones, particularmente la expresión: "Hasta encontrarte".

El caso de El Rosario cambió esta leyenda, convirtiéndola en una expresión que se aleja completamente de la sensación de esperanza. Ahora, la búsqueda de las partes restantes de la menor a quien privaron de la vida, la presentan con la leyenda: "Hasta encontrarte completa".

¿Cuál es nuestro punto de inflexión en esta casa de los horrores?. ¿Qué tanto es suficiente para gritar un ¡YA BASTA! con tanta violencia e impunidad?

La agresividad en México no parece retroceder en su grado de crueldad, en su capacidad de dañar lo más sensible de nuestra sociedad, primero las mujeres, ahora la niñez.

Ante estos crímenes que surgen como una nueva forma de terror, es complicado imaginar nuestras vidas en paz. Es imposible pensar en que estaremos tranquilos al ver salir a nuestros hijos a cualquier lugar, porque parece no están seguros ni en su propia comunidad.

Algo se ha roto en alma mexicana, y ahora son niñas las que han pagado el precio de qué se yo, falta de educación, de guía moral, de seguridad, de interés, de atención.

Han sido días muy tristes en diferentes entidades. Apenas a inicios del mes de junio, el cuerpo de Natalia, una menor desaparecida, de 14 años de edad, fue localizado cerca de un río. La menor había sido privada de su libertad días antes, y tras días de búsqueda finalmente fue localizada.

natalia

Como probable responsable en ese caso está detenido un menor de 15 años de edad; una situación que tiene una ligera similitud al caso de Keila Nicole en El Rosario, pues también se encuentra como sospechoso un menor de edad que es quien habría estado con ella en el momento de su feminicidio.

Algo se ha roto en el alma mexicana y es importante prestar atención.

Los recientes reportes de irregularidades al interior del DIF Estatal, es otro foco de alerta. De ello da cuenta en parte la columna de Cristian Torres, El Radiador, que publicamos hoy en la página 11, donde hace eco de los señalamientos de Elena Chávez, periodista y escritora, sobre denuncias en esa dependencia, particularmente en Mexicali.

Si bien en México nuestras niñas y niños no están en una situación como la que están viviendo las familias en Palestina, en Israel, en Irán, o en Ucrania, países actualmente inmersos en conflictos bélicos. Sí están enfrentando un serio problema dentro de nuestro tejido social. Están ante un vacío en la capacidad operativa de las fiscalías para resolver con eficiencia no solo asesinatos, sino las desapariciones y las alertas previas, los llamados de auxilio antes de una tragedia.

Como lo han mencionado en distintas columnas en diarios locales, el caso de Keila Nicole posiblemente se olvidará pronto, una vez pase esta ola de indignación. Sin embargo, el virus de este serio problema seguirá presente, esperando nuevamente el momento para resurgir y hacernos ver que si no buscamos atender sus causas, su raíz, seguiremos sufriendo las consecuencias. Las consecuencias de una inacción colectiva.

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