Triunfando como perro
10 de Abril de 2025
Por: Ricardo Meza Godoy / @ricardomezag.bsky.social
¿Existen los perros exitosos?
He llegado a la conclusión de que todos los perros en este mundo son exitosos. Como especie han alcanzado un impresionante nivel de éxito.
Al igual que nosotros los seres humanos, el contexto en donde nacen y crecen los perros define sus experiencias, algunas veces serán buenas y otras no tanto. Pero considerando sus circunstancias en general, los perros no solo han sobrevivido, han prosperado y obtenido los mejores frutos de su relación con nosotros. Esa ancestral decisión de acercarse a los humanos les ha garantizado seguridad, alimento y felicidad. Y es ahí en ese último aspecto, el de la felicidad, en el que me gustaría enfocar mi reflexión. Porque es a mi parecer, fundamental para una vida que podamos llamar: exitosa.
Hace un par de días recorriendo la ciudad, me llamó la atención ver esos pequeños grupos de perros que interactúan en los parques, frente a las escuelas, afuera de una iglesia, o entre los matorrales de algún lote baldío. Apurado para llegar a tiempo a mis compromisos, los observaba solo por unos cuantos segundos. Suficientes para percibir esa diferencia entre ellos y nosotros en nuestras dinámicas diarias.
Los perros no se preocupan por llegar a tiempo. No están constantemente pensando en la despensa de la semana, ni en los pagos o créditos que se vienen a fin de mes. No son perseguidos por Hacienda, ni les importan los aranceles. Los perros hacen exclusivamente lo que los perros han hecho durante tanto tiempo, ser perros.
Ayer pasaba por un campo deportivo cerca de mi casa. Vi a un perro que se veía juvenil, aún con algunos razgos de cachorro pero ya listo para conocer el mundo. Más que caminar parecía que brincaba, levantando alto sus patitas a cada paso debajo de los árboles. Su pelaje negro brillante impecable, las orejas levantadas en alerta y la lengua de fuera. Sí. Ese perro sería un buen ejemplo fotográfico de la definición de un perro feliz.
Sorprendente en verdad. En tan solo un breve momento, el simple hecho de ver al perro en un escenario primaveral rodeado de verde y flores, me puso de buen humor y me sacó de ese trance robótico de ir-venir-recoger-dejar-comprar-pagar-repetir.
Levanté imaginariamente mis orejas, saqué la lengua, exploré mis alrededores, presté atención a mi nariz y ahí estaba descubriendo en mi trayecto más perros en estados de felicidad. Uno estaba acompañando a un niño pequeño con uniforme de preescolar y su mamá. Otro estaba sentado en la entrada de una casa, viendo hacia un árbol, tranquilo, relajado. Otro más lo vi cuando llegué a una tienda OXXO, echado en la banqueta tomando un poco de sol de la mañana, peludo esponjoso color canela, su barriga subía y bajaba con suspiros profundos, como en un SPA.
Qué maravilla, pensé. Hay que ser más perros en muchos aspectos, y no en el sentido mexicano de pillos o mañosos, sino en el sentido de ser más animales, apreciar más nuestros instintos y tratar de estar más en nuestro presente.
Te sugiero, amigo lector, que si tienes oportunidad de recorrer tu ciudad, y tiene perros caseros y callejeros como la mía, los observes. Intenta en un ejercicio mental, ponerte en su lugar, sentir lo que tal vez están sintiendo, y te darás cuenta de cosas.
Los perros son exitosos sin duda y han triunfado en este mundo, son ejemplo de lealtad, paciencia, ausencia de odio y rencor.
Otro día quizá podemos hablar un poco de otras especies de nuestro mundo natural. De los gatos, de las aves, o de los árboles. Pero ninguno es tan cercano a nosotros como los perros, aún cuando los hemos convertido en chaparros, chatos, largos, orejones o de ojos saltones.
Hasta mañana.
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