¿Y la transparencia? - Editorial No.34
¿Y la transparencia?
Por: Ricardo Meza Godoy / PyC
Transparencia, fue la palabra olvidada en el discurso del primer informe de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Los datos fluyeron. Números y más números con los que la mandataria nacional buscó presentar una versión positiva, obviamente, de su primer año de gobierno. Habló del pueblo, de la transformación, de justicia social, de seguridad y de bienestar. Pero no mencionó "rendición de cuentas" y tampoco "transparencia", dos conceptos de los cuales Morena, desde la administración pasada con Andrés Manuel López Obrador, decidió desmarcarse.
Y no solo fue en discurso, sino en hechos reales. La eliminación del Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública abrió la puerta a la interpretación cómoda de la ley de transparencia, sin un órgano de vigilancia. De ahí parte de lo que comentamos en nuestra sección de Transiciones, el utilizar artículos de la ley de transparencia a la ligera, para no responder a las peticiones ciudadanas.
Sin escrutinio ciudadano, sin gobiernos transparentes, se daña a la democracia, pues representa una herramienta ciudadana, de las pocas con las que se cuentan, que permite realmente cotejar los dichos con los hechos. La transparencia ha sido suplantada por la palabra "honestidad", la cualidad de honesto u honesta, que es a su vez sinónimo, entre otras cosas, de casto, decoroso, decente, puro e íntegro.
Pero sabemos que nuestros gobernantes podrán autoproclamarse castos, puros y decentes, pero sin poder confirmar sus dichos, todo el asunto se vuelve en una situación de tenerles fe. Y yo en mi caso no les tengo mucha, no se ustedes.
Ya hemos experimentado lo que pasa cuando basamos nuestras sociedades principalmente en la fe hacia los gobernantes (humanos y divinos), sin acceso a información ni transparencia de sus actividades, al menos la de los humanos.
Hemos vivido etapas oscuras, en las que dudar de la propia fe se convertía en un acto de herejía, y se castigaba muchas veces hasta con la pena de muerte. La Inquisición española se extendió desde 1478 hasta 1834, estuvo presente en México.
¿Y saben qué la llevó a su fin?, la Ilustración, el abandonar la ignorancia y la superstición, y apoyarse en ideas racionales. Y es esa racionalidad, que se nutre con el conocimiento,la que es importante preservar, por el bien social. Evidentemente no es comparable el México moderno con la Inquisición de la Nueva España, por supuesto que no. A lo que voy con esa idea extrema, es que no es ocultando el conocimiento del quehacer público como se logra fortalecer un sistema democrático.
Quienes sí se benefician del ocultamiento de información son los sistemas autoritarios, las corporatocracias, los gobiernos totalitarios. Afortunadamente México no es ninguno de esos. Desafortunadamente, sin vigilancia, sin controles, o sin contrapesos, sí existe el riesgo de que aquellas personas en el poder, con tanto poder, tiendan a empujarnos hacia un retroceso democrático. Porque si un ladrillo marea, el dinero marea más.
"Venimos de un movimiento profundamente humanista, democrático y popular", dijo la presidenta Sheinbaum en su discurso ante un selecto grupo de invitados en el Palacio Nacional. Bien por su movimiento, pero como dice el dicho, "Prometer no empobrece, lo que empobrece es cumplir".
Dar información clara, completa y oportuna es obligación de la autoridad. Obligación de la ciudadanía es vigilar que la autoridad cumpla con lo que está mínimamente obligada a cumplir. Para eso se requiere acceso a documentos, a recibos, a evidencias corroborables, a los contratos, a los montos, a todo lo que es de interés público. Porque es ahí en la transparencia, esa palabra olvidada, donde los gobiernos se exhiben, donde se evidencia la eficiencia, la capacidad, la incapacidad, y salen a la luz las mentiras.
Por eso no gusta la transparencia. Por eso se omite. No conviene. Morena no ha sido el único gobierno que ha tenido ese desdén hacia ella. Lo hizo el PRI y lo hizo el PAN. Y aún cuando fue en un gobierno panista, el de Vicente Fox, cuando se creó esa nueva ley, no les cae bien, les indigesta. Desde su creación ha sido modificada, coartada y reinterpretada. Fue desmantelada lentamente, pero la estocada final sí la dio Morena.