¿Y si se nos va el Internet? - Editorial No.26
Lo hemos comentado en tono de broma en muchas ocasiones, incluso hay memes que juegan con la idea de que en el momento en que se va el Internet, todos volvemos a la época previa al descubrimiento de la energía eléctrica, con lámparas de petróleo, e interacciones humanas cara a cara (cosa cada vez menos común en estos tiempos modernos).
Imaginamos las reacciones que habitualmente tienen los adolescentes cuando esto ocurre, además de un pequeño grito, finalmente deciden salir de sus recámaras e interactuar con sus familias. Apagar el WiFi ya no es una simple broma, se vuelve un acto de agresión.
Y seamos justos, la dependencia de Internet no solo aplica para los adolescentes, también para un enorme y creciente sector de los adultos quienes estamos más que enganchados con el mundo virtual, y sí hablo en general porque estoy muy seguro que esto ya aplica para una amplia mayoría.
Pero ya, fuera de broma, ¿qué haríamos sin esa conexión?, quizá tras una situación atípica que lleve a una caída generalizada en las telecomunicaciones, como, no se, una tormenta solar, o un sismo de gran magnitud que destruya temporalmente las conexiones en toda una región. ¿Cómo nos comunicamos?, ¿a dónde vamos?, ¿qué hacemos?.
Creo que pocos de nosotros tenemos un plan como tal para esta situación. Y es que en el momento en que llega es cuando realmente nos damos cuenta de los efectos que tiene en nuestras vidas. Es como cuando nos lastimamos el dedo de una mano, digamos por ejemplo el pulgar de la mano derecha. ¡Ah! pero qué necesario es ese dedo y cómo lo utilizamos para todo tipo de tareas. Aunque no nos damos cuenta hasta que lo tenemos lesionado y queremos utilizarlo pero no se puede. Algo así pero a gran escala, pues el Internet lo utilizamos para muchísimas cosas.
Precisamente el que utilicemos el Internet para muchas más cosas es algo que nos debería llevar a pensar en sus efectos, en caso de la caída de la señal. Sin duda el 2020 cambió todo en el aspecto de nuestra codependencia con la red. Los efectos de la pandemia del COVID-19 nos empujaron a virtualizar muchas de nuestras actividades, de trabajo, escolares, culturales, de socialización y de comunicación con familiares. Pero no hemos dedicado mucho tiempo en un "Plan B", vaya, tenemos como dice el dicho, todos los huevos en una sola canasta. Dependemos ampliamente de nuestro distribuidor favorito, sea Izzi, Telcel, Telnor, SpaceX, o algún otro. ¿Pero qué pasa si el distribuidor nos falla?.
Hay sin embargo alternativas que pudieran funcionar como un plan de emergencia, e incluso están siendo discutidas actualmente como posibles sustitutos del Internet tradicional. Se trata de las redes en malla (mesh networks) en donde cada dispositivo funciona como un nodo conectado a todos los nodos. Básicamente el concepto original de la propia existencia del Internet, llevado no a computadoras centralizadas, sino a dispositivos individuales que permiten mantener una comunicación local sin la necesidad de Internet.
Esta forma de conexión tiene la ventaja de (como fue la idea central en el surgimiento de Internet) evitar el colapso de las comunicaciones en caso de que uno de los nodos deje de funcionar. Es similar a los puntos de encuentro en una telaraña, cada punto es un nodo, y si ese punto se desconecta, siempre hay otra ruta para hacer llegar la información.
Mantenernos conectados, comunicados, es una necesidad del mundo moderno. Y eso nos debe llevar a una planificación, a buscar alternativas antes de, no después de. Saber en dónde están nuestros hijos, poder brindar información vital en caso de emergencia, estar informados.
¿Tú qué harías si se te va el Internet?